martes, 25 de julio de 2006

Viaje a JEDDAH

Posted on 8:52 p. m. by gobi66

Sí estoy ahora mismo en Jeddah, Arabia Saudí, por motivos profesionales.

Lo que he visto hasta ahora (este es mi segundo día) es poco. Tras un viaje de 15 horas (incluidas las esperas en os aeropuertos de Madrid y Amman) aparezco en Jeddah.

Según leí antes de ir, el aeropuerto de Jeddah es la entrada a la Meca desde el resto del mundo. A pesar de aún no ser el momento, el avión de Amman estaba lleno de peregrinos. ¿Cómo se reconocen? Por que solamente se visten con 2 toallones enormes: uno alrededor de la cintura y el otro rodeando el torso. La explicación no es otra que una cura de humildad. Desde el más rico al más pobre visten de la misma manera, y al menos en ese momento las diferencias sociales desaparecen.

El trato dispensado por los empleados de la empresa cliente a la que he ido es todo momento exquisito. De hecho, el responsable de RRHH, saudí de pro nos invito a cenar. Como intento no ofender a nadie cuando voy fuera (donde fueres haz lo que vieres), ante la pregunta de que me gustaría cenar, contesté que "algo típico y original de Arabia". Pues bien, después de darme una vuelta por Jeddah de aproximadamente una hora, aparecimos en un (estoy buscando la palabra adecuada) chiringuito-restaurante semi al aire libre donde el plato principal era carne (cordero o pollo). La forma de preparar la carne era de dos maneras: asada sobre una piedra caliente y cocida. Es decir, al estilo del desierto.

Para ponerse en situación, comentar que lo típico en Arabia es comer sentado en el suelo sobre una alfombra. Este sitio era muy, muy típico. Mi anfitrión, después de pagar el pedido en una ventanilla, se acercó a otra que más bien era un escaparate, donde se encontraban tres hombres sentados en el suelo (encima de una alfombra y por supuesto descalzos) alrededor de una bandeja. Al acercarnos, destaparon la bandeja mostrando trozos de cordero crudos, preparados para cocinar.

Una vez decididos los trozos que deseabamos, nos pasaron a una habitación donde el único mueble existente era una tele. Antes de entrar nos descalzamos y una vez dentro nos sentamos en la alfombra, apoyándonos en los cojines que rodeaban la estancia, a la espera de la comida. Al cabo de un rato, un camarero trajo un mantel de papel que alisó sobre la alfombra y acto seguido llegó la comida.

Vaya por delante que el cordero me asquea. No soporto su sabor. Es superior a mí. Además, soy una de las personas más escrupulosas que existe. A estas alturas, la noche estaba resultandome "complicada". Pues bien cuando llega la comida, no hay platos ni cubiertos y la bandeja es una bandeja común para los cuatro comensales. Es decir toca comer con las manos del mismo plato todos. Para completar el momento, nuestro anfitrión nos dice que como somos sus invitados su obligación consiste en trocear la comida y repartirla ..... con sus manos.

El resumen de la noche, es que a pesar de todas mis barreras mentales, la cena fué excelente en todos los sentidos. El cordero estaba impresionante y la forma de comer, hasta cómoda.

Continúa ....

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